miércoles, 1 de noviembre de 2017

¡Cuento Geométrico!!


En este cuento aprenderás a reconocer  los diferentes tipos de triángulos, practicarás tu comprensión lectora y desarrollarás tu imaginación. ¿Qué más se puede pedir? 


El triángulo Pitagorín


Había una vez un triángulo pequeño llamado Pitagorín que soñaba con convertirse en todas las figuras geométricas que conocía de las localidades cercanas. Imaginaba ser como el círculo grande que repartía leche cada día por el pueblo, porque podía rodar durante horas y horas y no se cansaba, como él, de arrastrar sus catetos; como el rectángulo que se encontraba en todos los almacenes porque podía apilarse y no tenía problemas de que resbalasen sobre él ya que todos sus lados eran paralelos; o tan perfecto como el bello cuadrado que salía fotografiado en todas las revistas que él tanto leía y admiraba...
El pobre triángulo pasaba los días llorando y esforzándose cada día más por cambiar su aspecto, se concentraba día y noche, pero lo máximo que consiguió fue alterar su forma de un triángulo rectángulo a uno acutángulo o a uno escaleno, modificando la medida y posición de sus lados y ángulos.
Un día, cansado de tanta lucha sin recompensa, fue a ver a la bruja de los triángulos, ya que decían las malas lenguas que era capaz de transformar a los triángulos en cualquier figura a la que quisieran parecerse.
La bruja vivía en el monte y el camino hasta allí era muy difícil y complicado. Por la noche, una estrella formada por triángulos isósceles iluminó el camino a Pitagorín para que no tropezara ni se perdiera, hasta que se hizo de día.
Por la mañana continuó su camino hasta encontrarse con un río muy ancho que no pudo cruzar hasta que llegó un barco, formado por triángulos, que le llevó de una orilla a la otra y así pudo seguir su ruta.
Al mediodía se topó con un escalón muy grande al que no alcanzaba. Cuando lo daba todo por perdido, dos triángulos rectángulos formaron un cuadrilátero juntando sus hipotenusas; Pitagorín se subió en este nuevo escalón formado y pudo superar el obstáculo.
Continuó andando hasta que de pronto se encontró con... ¡la montaña de la bruja!

La bruja salió a recibirle:
-Entra, Pitagorín. Sé que no estás contento con ser un triángulo. Pero antes de cumplir tu deseo, quiero que veas algo. ¿Recuerdas las estrellas, el barco, el escalón, la montaña y mi casa?
Pitagorín asintió con la cabeza.
-Todo estaba formado por triángulos: en la estrella, los triángulos isósceles se abrazaban con tanto cariño que brillaban para que vieses, en el barco se unieron con fuerza para llevarte sobre ellos, mi montaña es un gran triángulo y en mi casa ya has visto que aquí todo son triángulos...
Miles de ideas giraban en la cabeza de Pita hasta que concluyó que no envidiaría a ninguna figura más porque sólo necesitaba unirse a sus amigos para poder ser otras figuras.

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/pitagoras.htm

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